La dominicanidad puesta en un traje

También está el uso del blanco, pues los campesinos visten de colores suaves, no con mezclas de tonos fuertes

Cacaocity, Santo Domingo.- La vestimenta que la gente usa, ya sea para actividades cotidianas u ocasiones especiales, presenta variaciones según el medio rural o urbano, el país o la región a la que pertenezca, aspecto este último que define al llamado traje típico.

Este concepto, el del traje típico, ha desatado en el país discusiones cada vez que se ha iniciado la búsqueda de un atuendo que refleje la cultura dominicana tanto como la bandera de cuartos encarnados y azules con la cruz en el centro, el merengue y la bachata, el sancocho y la combinación de arroz, carne y habichuelas.

El primer motivo de discusión es la búsqueda en sí misma, ya que muchos cuestionan la validez de oficializar un traje típico mediante la realización de concursos, como se intentó en dos ocasiones en el país, a saber, en el 1969 y en el 2007.

Y es que, como señala Xiomarita Pérez, titular de la Dirección Nacional de Folklore del Ministerio de Cultura (Dinafolk), “típico significa que es producto de la tradición” y “la convención es lo que te da la tradición”.

Entonces, ¿se pueden encontrar elementos de uso tradicional en los trajes que han ganado los concursos realizados a tal fin en los años citados? Según la directora nacional de Folklore, sí.

Un ejemplo es el uso de vuelos en los hombros y el pecho, siempre y cuando no se dejen los hombros al descubierto como suelen hacer algunos grupos folclóricos, pues las campesinas dominicanas vestían de forma conservadora.

También está el uso del blanco, pues los campesinos visten de colores suaves, no con mezclas de tonos fuertes.

ELEMENTOS DE USO TRADICIONAL

La mayoría de los trajes presentados como tradicionales en el país incluyen los colores de la bandera.

En el caso de la vestimenta masculina, ésta se compone de chamarra y en algunos casos sombrero.

Xiomarita Pérez dice que algunos libros y grupos folklóricos presentan hombres bailando con los pantalones remangados y con un machete al cinto, “pero eso está en contra de la tradición”, ya que los campesinos no bailaban con machete.

La búsqueda del traje típico

Desde la primera mitad del siglo pasado hubo interés por reflejar la dominicanidad en una vestimenta que los quisqueyanos reconocieran en cualquier parte del mundo.

Como parte de las celebraciones del Centenario de la República en 1944, según consta en reportes de prensa de aquella época, se convocó a un concurso para diseñar el traje típico nacional, pero finalmente este fue declarado desierto.

No ocurrió lo mismo en 1969 cuando una vez más se inició la búsqueda de un atuendo nacional. En un certamen realizado en el teatro Agua y Luz, organizado por la Secretaría de Turismo y que contó con representación de todas las provincias, fue seleccionado un diseño presentado por Ilda Kelly, que representó el Distrito Nacional.

Según la encargada de la Dirección Nacional de Folklore (Dinafolk), Xiomarita Pérez, la mayoría de los trajes usados por grupos folklóricos están inspirados en aquel diseño que incluía cayenas pintadas y que, sin embargo, no llegó a ser institucionalizado de manera oficial.

En el 2007, a través del programa “¡Que viva el país!”, se organizó un nuevo concurso, del cual resultó ganador el joven diseñador Carlos de Moya con su traje “Cultivo de la vida”.

El diseño femenino incluía un tocado con reproducciones de la flor de la caoba, detalles de ámbar y larimar en el cuello; vuelos y los colores de la bandera nacional. El masculino tenía un pañuelo en el bolsillo trasero y los botones de la camisa en ámbar, así como alforzas y leontinas.

No obstante, haber contado con la anuencia del Ministerio de Cultura para su realización, meses después de anunciarse el ganador, el Consejo Nacional de Cultura resolvió que fuera “el uso” el que definiera el traje típico nacional. No fue posible obtener una opinión oficial al respecto.

Pero Pérez, quien fungió como jurado en el concurso del 2007, reconoce que “la cultura, el folklore, es espontáneo” y que si se pretende una vez más determinar la existencia de un traje nacional, “eso debe llevarse años de investigación”.