La Fundación Literaria Aníbal Montaño puso en circulación el pasado 15 de enero dos nuevas publicaciones: “Made in mi barrio”, que es una antología que contiene 10 cuentos de 10 nuevos narradores sancristobalenses; y “Habitantes del Nigua o la poética del barrio”, con unos 40 textos poéticos de 13 autores.
En ambos casos los textos fueron compilados por Ramón Mesa. El acto se realizó en el Centro Cultural Mirador, en Santo Domingo, ambientado con una exposición del maestro de la pintura dominicana Ramón Oviedo. Este magnífico centro cultural es el resultado de la iniciativa de una pareja sancristobalense: Purísima de León, quien es su directora, y Juancho Guerra.
La ponderación de las dos publicaciones estuvo a cargo de Abil Peralta, curador y crítico de arte, y del sancristobalense Odalís Pérez, filólogo, semiótico, educador y crítico.
Ambos resaltaron la calidad de los textos publicados, la importancia que tiene la emergencia de estos nuevos poetas y narradores para el desarrollo de la literatura dominicana, la trascendencia del trabajo cultural que realiza la FLAM y la significación de que esto suceda teniendo como núcleo de expansión a San Cristóbal.
Abil centró sus apreciaciones en los textos poéticos y, en tono exclamante, se mostró asombrado por la temprana edad en que los autores y autoras pueden “elaborar una poética estremecedora y trascendente a partir de lo cotidiano”.
Odalís enfatizó el análisis en las narraciones de “Made in mi barrio” e identificó el libro como un laboratorio en el que se elabora una semántica a partir de la experimentación con dos metáforas de la identidad de los sectores donde habitan los autores y autoras: el barrio y el río Nigua.
Notó en ellos “un cauce por donde transita el caudal emergente de una fuente de donde emana el potencial fundador de una nueva literatura que está pujando por aparecer y que pronto va a ocupar su lugar en la historia literaria dominicana”.
Por mi parte puedo apuntar que, más allá de lo literario, pondero la importancia que tiene el trabajo cultural como una forma de lucha contra la pobreza y la exclusión social, muy especialmente el de la educación artística, ya que el arte en general, y el de la palabra en particular, desarrolla el pensamiento simbólico y las capacidades de imaginar nuevos sentidos y nuevas realidades posibles, para generar nuevas interpretaciones del entorno social desde una perspectiva crítica, donde no solo se reflejan sus realidades, sino también las posibilidades de superarlas.
Desde esta perspectiva la labor que realiza la FLAM, iniciando en la creación literaria y la lectura a niños y jóvenes de sectores marginados de San Cristóbal, es de fundamental importancia para el desarrollo de políticas culturales que posibiliten la emergencia de nuevas ciudadanías, sustentadas en los principios de la dignificación de la persona, del reconocimiento de la diversidad, la tolerancia por la diferencia, el ejercicio de los derechos propios y el respeto por los derechos del otro, porque ellos serán los futuros adultos y en ellos están las reales posibilidades del cambio.
Por ello creo que los líderes y activistas de la Fundación Literaria Aníbal Montaño luego de 15 años de labor pionera y aportadora, con muchos logros y descubrimientos, deben trascender su propia experiencia para ir más allá de la creación literaria y su posterior publicación, para consolidar un trabajo cultural integral, que incluya la acción cultural como estrategia para para la construcción de una sociedad justa, incluyente, redistributiva y humanizada.
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