El dominicano, fue excarcelado gracias a gestiones del Consulado General en Nueva York que a través de su Departamento de Visas y Protección, apoyó a los familiares de de la Cruz en la petición de compasión para que saliera de las rejas.
El dominicano, que fue enjuiciado en la década del 2000, luego de haber regresado desde la República Dominicana a Estados Unidos, padece la enfermedad conocida como adenocarcinoma, que es un conjunto de cánceres muy frecuentes puesto que se originan en un tipo de células que se encuentran en continua división celular y que presentan mayor riesgo de mutaciones.
Su estado crónico de salud, fue el factor principal tomado en cuenta por las autoridades judiciales para concederle la libertad por compasión, una excepción que muy pocas veces se les aprueba a prisioneros, aunque padezcan enfermedades similares y muchos mueren en las cárceles.
Juan Carlos volvió de la República Dominicana a Nueva York el 14 de febrero del 2002, siendo arrestado por agentes del Departamento de Seguridad Nacional, la DEA y la policía varios días después y posteriormente enjuiciado y declarado culpable.
Para ganar el caso, los fiscales hicieron una negociación con otro implicado en el mismo expediente y quien incriminó a de la Cruz a cambio de una condena benévola.
La madre de de la Cruz, señora Enérsida Sánchez y otros familiares calificaron de drástica la condena contra el dominicano.
El ex recluso federal es residente legal de Estados Unidos desde hace muchos años y aunque hubiera calificado para la deportación, la policía migratoria decidió no continuar con el caso, acogiéndose también a la decisión del Departamento de Justicia.
Recibe atenciones en el hospital Federal Medical Center, localizado en el condado de Butner, Carolina del Norte, donde ha sido visitado por familiares.
En ese centro hospitalario se informó al Consulado General de la República Dominicana en Nueva York que se había conformado una junta médica de cinco especialistas multidisciplinaria para atender de manera directa e individualizada al recluso de la Cruz, lo que comprobó la madre de de la Cruz, durante una visita a su hijo.
“Es un deber nuestro ofrecer protección a la vida de nuestros connacionales donde quiera que se encuentren en el exterior”, manifestó el vicecónsul Tamayo Tejada, encargado del Departamento de Visas y Protección del consulado.
Tanto la esposa de de la Cruz, como su madre y sus hermanos, han manifestado una gran gratitud por las gestiones consulares realizadas para lograr definitivamente la liberación del recluso por razones humanitarias, a cuyo caso se le venía dando seguimiento desde hace varios años.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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