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» » Sexo y sobrepeso: ¿Por qué apagar la luz?
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Durante muchos años he visto pasar por el Centro de Estética que dirijo mujeres (y también hombres) que están desesperados con su aspecto porque cuando llega el momento de estar con sus parejas apagan la luz para tener intimidad literalmente sin “rollos”.

El sobrepeso y el descuido del cuerpo y la salud nos lleva muchas veces a sentir vergüenza de los que somos y de cómo estamos físicamente. Muchos pacientes me dicen que es muy frustrante tener que usar una toalla para taparse o estar preocupados de no mostrarse en la intimidad. O lo que es peor, si uno llega a tener un espejo en el dormitorio o donde se está con la pareja: en vez de estar concentrados en lo verdaderamente importante –disfrutar al máximo ese momento, dejarse llevar, pasarlo bien- uno está preocupado que se te vea un rollo o de la celulitis…

Y para más remate, el “después de” también es traumático: Cuando llega el momento de ir al baño y uno no quiere mostrarse debe envolverse con una toalla. Eso obliga entonces a dejar la toalla “antes de” al lado de la cama, rompiendo la naturalidad con el estrés. Ese estado de conciencia es muy agotador y mata de un paraguazo lo romántico.

Yo misma en otros momentos de mi vida tuve que apagar la luz. Cuando tuve sobrepeso era dramático. No disfrutaba la intimidad, no era agradable. Cuando una persona no se siente bien, no se siente regia, no se puede relajar y no puede disfrutar. Pero ojo, que cuando hablamos de “regio” no nos referimos a los cuerpos de modelos sino a cuerpos armoniosos. Que incluso pueden tener unos kilos de más pero están más modelados, cuidados, con gracia. La idea es que uno se sienta bien con lo que tiene, a cualquier edad.

Una vez vino a verme al centro de estética un señor que quería regalarle un tratamiento a su mujer porque, según él, estaba muy pasada de peso, muy descuidada. “Muy lejos del cuerpo maravilloso que tenía cuando la conocí. Y hoy, lo único que hace es apagar la luz”, me dijo. Yo lo miré y le respondí, muy educadamente: “¿Y tú? ¿Cómo eras cuando la conociste? ¿Tenías esa guata? ¿Estabas pelado como ahora?”. Lo maté con dos palabras. Y es que en esto de dejarse estar las mujeres no somos las únicas. El tema de cuánto nos afecta el físico en la intimidad nos golpea a todos. Pero el cambio depende únicamente de uno: de proponérselo, tomar la decisión, con actitud. Y hacerlo.

Mucha gente que está con sobrepeso y descuidada está apagando la luz y viendo afectada su vida sexual. Y cuando finalmente logran bajar de peso, ¡milagro! ¡¡Todos encienden la luz, encienden varias, agregan velas, les aflora la creatividad!! A algunos inmediatamente les dan ganas de meterse a un jacuzzi. Pero cuando uno está mal físicamente, ni muerto se mete a uno, porque para entrar al jacuzzi hay que caminar hacia él…

Para tener un cuerpo armonioso hay que quererse a uno mismo porque requiere preocupación y trabajo. Pero no se requiere tener 20 años. La armonía se consigue a cualquier edad, tenga uno 20 ó 70. Cada edad tiene su atractivo, sus características.

Según la OCDE, Chile es el sexto país con mayor nivel de obesidad infantil y, en términos generales, el 67% de la población de nuestro país sufre de obesidad. Eso significa no sólo que estamos con riesgos cardiovasculares y para la salud, sino que además se está viendo afectada en un porcentaje similar la intimidad de los chilenos. El sobrepeso y el descuido de lo que somos y proyectamos puede llegar a afectar tanto a una persona que puede hacerle cambiar su comportamiento.

Muchas veces que veo a un paciente por primera vez se presenta con una actitud muy tímida, cabizbaja. Se sienta en el borde de la silla, hablando despacio, con vergüenza, enumerando las cosas que ha tenido que irse privando. Así, por ejemplo, muchos evitan ir a lugares donde hay mar y es obligación ponerse traje de baño. No hablemos de que un hijo pequeño o nieto se acerca a la orilla… Nos pone en un tremendo aprieto porque hay que correr tras él. ¡Terrible! Esa misma persona, cuando les das el alta y ya ha bajado lo que se propuso, cuando modeló su figura, es otra persona.

Entran a tu oficina y se tiran arriba de la silla, muchos más cancheros, hablan de otra manera. Y muchas… cambian de pareja.

Muchas pacientes llegan a hablar conmigo porque piensan que nunca más van a tener un pololo, una pareja y sin embargo después del tratamiento te cuentan que tienen no uno sino tres pretendientes… Sólo basta lanzarse a la piscina y hacer ahora –y no mañana- algo para cambiar de vida.

Sobre Unknown

Periodista, Locutor y director del Periódico NoticiasClaveRD
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