La mejor respuesta que puede dar el Gobierno a la población en estos casos es el conjunto de medidas preventivas adoptadas desde las diferentes instituciones que tienen la responsabilidad de asistir a la ciudadanía en los casos de desastres naturales.
Justamente la coordinación del trabajo entre los recursos humanos de las agencias gubernamentales que velan por la integridad física de los dominicanos, su salud y la conservación de la agricultura como medio de producción económica garantizan una disminución de los posibles daños, independientemente de la magnitud del fenómeno atmosférico.
La experiencia del año pasado, cuando azotó el huracán “Sandy”, enseña que la orientación a la ciudadanía y la adopción de medidas preventivas, evitan daños mayores y víctimas mortales. En esa oportunidad, la magnitud de la tragedia fue considerable, pero el gobierno respondió y se colocó a la altura que demandaron las circunstancias.
Los departamentos y ministerios del gobierno encargados de las labores sociales y los daños en infraestructura, también cumplieron a cabalidad aquella vez su rol, y, lo que fue todavía más importante, que no se perdieron vidas humanas por negligencia, lo que, como dijo el presidente Danilo Medina en su visita a una zona de desastre en la región sur: “Lo importante es que no se ha perdido ninguna vida humana. Lo material puede reponerse”.
Durante la jornada de hoy es conveniente insistir no sólo en la importancia de mantenerse informado a través de los boletines oficiales del Centro de Operaciones de Emergencia y de la Oficina Nacional de Meteorología sobre lo que está ocurriendo con el fenómeno natural, sino también comunicar dónde los ciudadanos pueden recibir ayuda en caso de ser afectados por inundaciones o descargas eléctricas.
La precisión de cuántos refugios hay en el país y dónde se encuentran también es una información de gran valor que además de ser difundida a través de los medios de comunicación, debe divulgarse mediante las gobernaciones, los ayuntamientos y las organizaciones sin fines de lucro que operen cerca de gente que vive en zonas rurales apartadas o vulnerables.
Debido a que el aumento del nivel de agua de las presas constituye un elemento de temor en numerosas poblaciones es importante no sólo mantener su monitoreo permanente, sino también la comunicación sincera a la ciudadanía respecto a los niveles de almacenaje.