Algunos los describen como “espejos del alma”, un refrán bastante recitado cuando de los ojos se trata. Mientras que otros también los catalogan como “delatores” del espíritu y de los sentimientos. Pero más allá de la metáfora, la realidad es que los ojos pueden revelar una gran cantidad de información sobre el estado de salud de una persona.
De hecho, parece que el ojo puede proporcionar indicios claros de determinadas afecciones -entre ellas, diabetes, colesterol, hipertensión y hasta enfermedades neurológicas, como esclerosis múltiple y Alzheimer. De ahí la importancia, recomiendan algunos profesionales de la salud, de que por lo menos una vez al año las personas se realicen un “examen del fondo del ojo” -una técnica diagnóstica que consiste en observar y evaluar el globo ocular, que incluye retina, disco óptico, coroides y vasos sanguíneos.
“Como proveedor primario de la salud visual, un optómetra clínico certificado puede saber el estado de salud de una persona evaluando minuciosamente los tejidos oculares externos o internos, los cuales nos dan señales de salud o enfermedad”, indica el optómetra Rubén Román, quien también es instructor clínico de la Escuela de Optometría de la Universidad Interamericana.
Según explica el optómetra, en la evaluación él observa la forma, posición y grosor de los vasos sanguíneos en el ojo, anormalidades en los párpados, córnea, lente cristalino, cámara anterior y posterior y también en la retina, entre otros.
“Por ejemplo, si observamos hemorragias con placas de colesterol en el fondo del ojo, podemos sospechar de niveles de azúcar descontrolados y por consiguiente de una retinopatía diabética”, advierte Román. La arterioesclerosis también se puede detectar si se desarrolla un anillo grisáceo alrededor de la córnea conocido como “arco senil” que se crea por depósitos de grasa que, al no poder ser metabolizados, se almacenan en lugares como el ojo.
Asimismo, el optómetra explica que en los casos en que los vasos sanguíneos se adelgazan y se ponen muy tortuosos “sospechamos de hipertensión, que también puede presentar hemorragias en el fondo del ojo”.
Román también explica que las desviaciones oculares que producen visión doble pueden indicar problemas de parálisis del músculo del ojo llamado oblicuo superior. Pero resalta que también puede ser a causa de enfermedades de la órbita de índole inflamatorio, infeccioso o traumático, así como parálisis del tercer par craneal o el desorden autoinmune de miastenia gravis.
“Cuando evaluamos la lágrima, una deficiencia en la producción o calidad de la misma produce ojo seco (información que podemos obtener mediante pruebas clínicas de observación y cuantificación) y esto puede ser indicativo de que el paciente padece de artritis, osteoartritis, gota o, también, que puede ser un efecto secundario a la utilización de anticonceptivos, abuso del alcohol o de medicamentos como antihistamínicos, entre otros”, sostiene Román.
De hecho, el optómetra destaca que a lo largo de los años ha tenido varios casos en los que el paciente niega que utiliza drogas ilícitas, pero cuando observa el ojo puede notar anormalidad de las reacciones pupilares, como pupilas dilatadas, ojo rojo, así como pequeñas partículas blancas en la retina o lo que se conoce como “retinopatía de talco”, lo que indica que el paciente abusa de drogas intravenosas.
“Las enfermedades de transmisión sexual como la sífilis pueden producir miosis pupilar bilateral e indicarnos daño cerebral; el herpes puede manifestarse presentando ulceraciones en los párpados o la córnea; y la clamidia (que sigue siendo la enfermedad de transmisión sexual más común) produce una conjuntivitis folicular”, abunda Román, mientras resalta que la sintomatología que presenta el paciente también los pueden dirigir a una sospecha de enfermedad sistémica.
“Por ejemplo, un fuerte dolor en el ojo podría indicarnos la posibilidad de esclerosis múltiple”, agrega.
Ojos reveladores
Para el dermatólogo Luis Ortiz Espinosa, desde que un paciente entra a su consulta, la apariencia del rostro y los ojos le da mucha información. Desde lo más obvio, como tristeza, depresión o felicidad, hasta algo tan concreto como un padecimiento de alergia.
“Por ejemplo, la gente que padece de alergias tiene lo que se conoce como las líneas de Dennie-Morgan (pequeñas líneas elevadas de la piel, paralelas al borde inferior de la órbita) que es un signo de dermatitis atópica”, explica el dermatólogo.
Otro signo que también toma en cuenta es si la persona tiene los párpados enrojecidos, con muchos capilares y, muy especialmente, si el área está de color púrpura.
“Puede significar que padece de una afección del colágeno o dermatomiositis, una enfermedad muscular caracterizada por inflamación y erupción en la piel”, explica Ortiz, mientras resalta que al observar la esclera (área blanca del ojo), si está amarilla, hay que pensar que la persona está reteniendo bilirrubina o que puede haber una obstrucción en el hígado o páncreas.
“Si está azulosa, se puede relacionar con intoxicación por metales o enfermedades del hígado. Mientras que en pacientes renales, el área de la esclera se puede poner grisácea”, agrega Ortiz, tras enfatizar que a través de un examen de los ojos se pueden detectar o sospechar de afecciones, tanto inflamatorias como metabólicas.
Las enfermedades cerebrales también se pueden diagnosticar a través del estudio de los ojos. Por ejemplo, cuando un tumor cerebral desplaza tejido sano y aumenta la presión intracraneal, se pueden detectar estas consecuencias en el fondo del ojo.
De hecho, gracias a la tomografía óptica, ahora es posible localizar tumores cerebrales y rastrear trastornos degenerativos como la esclerosis múltiple, el Alzheimer y el Parkinson. Y es que, según la literatura médica, debido a que el cerebro está conectado a cada ojo por un nervio óptico, cualquier degeneración puede dañar las células del nervio y de la retina.
Otra mirada
“El ojo refleja la genética que traemos, los grados de inflamación de nuestros órganos y la toxicidad que puede haber en el organismo”, señala el naturópata Rubén Marchand, especialista en iridología, un método de diagnóstico empleado en la medicina alternativa que, según dice, permite conocer el estado de salud físico, emocional y mental de una persona, así como su historial clínico y su predisposición a padecer de ciertas enfermedades.
Marchand indica que esto se logra a través de la observación e interpretación de una serie de lesiones, manchas, líneas y decoloraciones que se van reflejando en el iris del ojo. Cabe aclarar que la iridología no se sustenta en estudios de investigación científica y es considerada una pseudociencia por la medicina tradicional.
Sin embargo, Marchand opina que las enfermedades se reflejan perfectamente en el iris del ojo. Esto es así, agrega, debido a que determinadas zonas del iris corresponden a órganos, extremidades y funciones del cuerpo.
En ese sentido, el naturópata sostiene que el iris registra y revela cualquier anomalía, desbalance o deficiencia pasada, presente, en progreso e incluso futura (predisposiciones), así como su localización. Es tan definitivo, afirma Marchand, que hasta en los recién nacidos se pueden detectar problemas heredados. Por eso entiende que el iridiólogo puede ver la situación en que se encuentran los tejidos (a nivel celular y en órganos) y anticipar predisposiciones o tendencias. También destaca que puede trabajar para rehabilitar los tejidos de manera preventiva e incluso monitorear la respuesta a los tratamientos.
“El ojo es el único órgano que transmite la información desde el cerebro a través de la médula a todo el organismo. Y, asimismo, por medio de esos terminales nerviosos es que se manifiestan las características y la genética que traemos”, señala Marchand, tras exponer la ventaja de un examen iridológico versus, por ejemplo, una radiografía.
“Con el examen iridológico no solamente puedo ver la herencia que tiene el paciente, sino también los grados de inflamación que hay en el organismo”, agrega el naturópata, quien destaca que una placa es una foto estática. Mientras que la iridología evoluciona a medida que se trata al paciente y permite ver los cambios durante el proceso de desintoxicación o desinflamación del organismo.
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