Juanes incendia Cuba por la paz

Cacaocity, La Habana-.Los cubanos mantienen intacta su militancia por la pachanga, la fiesta, y la alegría. El socialismo tieso de la burocracia no ha logrado castrarle ese don. Sólo esa militancia pachanguera, puede explicar que ayer con más de 30 grados de calor y un sol que partía las piedras, más de medio millón de personas hayan abarrotado la espaciosa Plaza de la Revolución para asistir al macro concierto Paz sin fronteras.

«Vinimos a Cuba por amor, muchachos. Y lo hicimos sin miedo para estar aquí con ustedes esta tarde, y nosotros esperamos que también lo puedan vencer y que todos, todos los jóvenes de la región, todos los jóvenes en Estados Unidos, en Miami, todas las ciudades, venzamos el miedo y podamos llegar a entender lo importante que es cambiar el odio por amor». Así comenzaba Juanes su actuación en la Plaza de la Revolución, icono histórico del proceso cubano, que se transmutó ayer en escenario de la fiesta más grande y televisada globalmente en la historia de la isla. No sólo por reclutar más de un millón de personas, sino también por acoger en el escenario la plantilla de 15 afamadas figuras musicales, nacional y extranjeras, de la cultura hispana. Esto ocurrió en el mismo sitio donde, en 1998, el Papa Juan Pablo II celebró una misa donde solicitó que, «el mundo se abra a Cuba y que Cuba se abra al mundo». Y se hizo realidad, temporalmente. Cuba se abrió al mundo por la vía del espectáculo durante cinco horas, con el concierto Paz sin fronteras.

En él intervinieron Juanes, Miguel Bosé y la salsera portorriqueña Olga Tañón, Víctor Manuel, el italiano Jovanotti, el portorriqueño Danny Rivera, el ecuatoriano Fernando Velazco, Luis Eduardo Aute, y por Cuba los grupos Orishas, Yerbabuena, el cantautor Silvio Rodríguez, Carlos Varela, Equis Alfonso y la emblemática banda salsera Los Van Van.

La ola humana, vestida de blanco, desbordó el escenario de la citada Plaza. En su inmensa mayoría eran jóvenes de ambos sexos. Pero también había muchas parejas con hijos pequeños en sus coches o de la mano de sus padres. Había fiebre de alegría y muy contagiosa. Joana, 29 años, embarazada de cuatro meses, movía su cintura a velocidad de licuadora cuando la salsera portorriqueña Olga Tañón abrió el concierto con un pegajoso merengue. Y como en el centro de la Plaza no cabía ni una cerilla, millares de jóvenes se ubicaron en calles laterales cercanas. Algunos se refugiaron debajo de árboles a la espera que bajara la temperatura. El sofisticado sonido usado en este concierto se podía escuchar con claridad casi a un kilómetro del escenario. La consigna promovida por los organizadores de este concierto era el de acudir con ropa blanca para apoyar la convocatoria a favor de la Paz. Las autoridades de la isla, a su vez, difundieron el consejo de vestir de este color para menguar los efectos del calor.

El cantante colombiano Juanes, gestor de este concierto, había dicho a su llegada a la isla el pasado viernes que «en Miami hay mucho dolor y en parte estamos aquí por eso. No quisiéramos que la separación entre cubanos fuera parte del futuro. Este concierto es una manera de tejer lazos de unión», agregó.

El cantautor Silvio Rodríguez también expresó el pasado jueves en la televisión cubana una definición de la paz: «el respeto a lo diferente es donde estriba el concepto de la paz». Este cantautor pertenece a una generación de cubanos que creció su juventud en un escenario político que tenía la confrontación con EEUU como su bandera principal. Pero los jóvenes de ahora, al parecer, tienen otra óptica. Yovani, 22 años afirma: «creo que es hora ya de dejar atrás viejas pugnas políticas. Para mí los cubanos que viven fuera del país son tan cubanos como yo. No los miro como enemigos», añadió.

El cantante colombiano Juanes había declarado, horas antes de comenzar el espectáculo, que la idea era hacer «música sin política». Pero en la isla eso no es fácil por su expediente político en los últimos 50 años. Juanes demostró tener talento negociador al lograr La Habana le aprobara realizar el citado concierto. El Ministro de Cultura, Abel Prieto, así lo reconoció al decir que, «Juanes ha demostrado mucha altura. Y eso no quiere decir para nada que comparta nuestras ideas», afirmó.

Y precisamente en las ideas hubo roce de confrontación entre Juanes y autoridades locales. La lista de artistas participantes del citado concierto fue una negociación dura, «muy dura» según fuentes enteradas de ese proceso. El cantante colombiano -que ha cantado junto a Miguel Bosé una canción sobre una isla imaginaria- había solicitado que el grupo rapero cubano Los Aldeanos participarán en el espectáculo y las autoridades locales dijeron un no rotundo. Las letras de esta banda de rap critican la realidad cubana y tiene seguidores que distribuyen su música por canales subterráneos.

Finalmente las autoridades cubanas decidieron la sustituirle por el grupo rapero Orishas que en el año 1999 hicieron su primera gira por Estados Unidos junto con Juanes. También entre músicos de la isla se comentaba ayer que Juanes había solicitado que el afamado salsero cubano-americano Willie Chirino participara en el concierto y que la respuesta oficial fue un no.

Otro roce entre Juanes y la oficialidad isleña fue la organización del público asistente. Los cubanos habían reservado el espacio más próximo al escenario para turistas y una representación de jóvenes elegidos, militantes que llaman chicos buenos. Finalmente se permitió que el público normal ocupara ese espacio.

Pero en la calle el ambiente fue de júbilo. Nadie quiso perderse la cumbancha -fiesta-. Incluso familias enteras se juntaron para asisitir a una cita, ya histórica, que se cerró con una frase inesperada y extraña para la plaza de la Revolución donde se pronunció: «¡Arriba La Habana, arriba Cuba; arriba Estados Unidos, Miami, Nueva York y Washington!», gritó Juanes al finalizar el show, visiblemente emocionado por las muestras de cariño del público y de sus amigos artistas sobre el escenario.