SAN CRISTOBAL.- La autopista 6 de noviembre, que comunica a la capital con el municipio de San Cristóbal, fue construida durante el periodo 90-94 del gobierno de Joaquín Balaguer, como una vía expreso desde la esquina conocida como Pintura, en Herrera, hasta el kilómetro 5 o la comunidad de Lechería.
La construcción de este tramo de carretera constituyó un desahogo para la ciudad de San Cristóbal, ya que la cantidad de vehículos pesados y livianos que atravesaban el centro de esa localidad para dirigirse a los pueblos del Sur, la convertían en un infierno.
Pero a pesar de la iniciativa del gobierno de Balaguer en ese entonces, beneficiosa para descongestionar sus calles estrechas, la 6 de noviembre se ha convertido en la autopista de la muerte, ya que después de ser una vía expreso con muy pocos cruces, en la actualidad tiene decenas de pasos improvisados, hechos en su mayoría por empresas que operan en la zona, personas particulares y motoconchistas.
De acuerdo a informaciones que poseo en la víspera del día de Reyes entre sábado y domingo, más de cinco personas murieron en accidentes de tránsito ocurridos entre la estación del peaje y la entrada al municipio de Cambita, en San Cristóbal. La mayoría de las víctimas se trasportaba en motocicletas.
Creo humildemente que una manera de enfrentar esa triste situación sería que el Ministerio de Obras Públicas se empantalone y elimine todos los cruces improvisados que hay en esta vía.
El año 2012, una compañía junto a Obras Públicas estaban haciendo unos trabajos de pavimentación y acondicionamiento de dicho tramo de carretera y llegó a clausurar algunos cruces improvisados, como fue el que existía antes de llegar al puente de Piedra Blanca (en jurisdicción de Haina).
El ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, debe disponer que continúen los trabajos de eliminación y control de estos cruces improvisados y evitar que la 6 de noviembre se convierta en un cementerio.
Por SANTO ASCENCIO
Tramo de la muerte en la 6 noviembre
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