En República Dominicana hay una población estudiantil haitiana que recibe docencia en los mismos términos que los estudiantes dominicanos
CACAOCITY, SANTO DOMINGO.-Crea gran malestar en la opinión pública el anuncio del proyecto de Leonel Fernández de construir una universidad en Haití.
Es poco probable que se produzca un consistente debate sobre lo oportuno de esta donación, pero en los círculos educativos y en las tertulias sociales predomina una actitud muy crítica respecto a esta decisión del presidente Fernández
Cuando el presidente Leonel Fernández se puso al frente de la respuesta dominicana en solidaridad con Haití, tan pronto se produjo el devastador terremoto del 12 de enero de 2010, los dominicanos se levantaron con un fervor sorprendente, en todos los estamentos.
Y cuando anunció en un primer momento su proyecto de donar una universidad a Haití a nadie podía ocurrírsele cuestionar un gesto tan altruista.
Pero ahora, cuando la solidaridad verbal de los grandes países ha mostrado su verdadera faz, y se ha cuantificado el aporte de República Dominicana para ayudar a esa nación a levantarse; ahora, cuando la creciente migración hacia el Este está siendo percibida crudamente, el anuncio de la inversión de 30 millones de dólares para construir un edificio que será destinado a una universidad, ha dado mucho qué pensar y de qué hablar en diversos estamentos criollos.
E inevitablemente, las imágenes amarillas surgen frescas en muchas mentes dominicanas que vieron cómo importantes núcleos de la clase media se movilizaron por el 4% para la educación nacional sin que recibieran respuestas adecuadas del mismo gobierno que decidió, en el breve plazo de un año, construir una infraestructura de esa dimensión al otro lado de la frontera.
El dato no deja de chocar, aún entre quienes tradicionalmente han adoptado una actitud solidaria con Haití, si se toma en cuenta el momento que vive esa nación, sus prioridades, el verdadero sentido de una solidaridad oportuna, práctica y constructiva, la prudencia y las tendencias globales de los países pobres y los emergentes en el campo de la educación.
El conglomerado humano en que ha devenido Haití después del terremoto y las emergencias concurrentes posteriores, obligarían de manera sensata a revisar un proyecto que más bien parece un empeño obsesivo y una concepción equívoca de la solidaridad.
De acuerdo con registros publicados sobre universidades, Haití tiene actualmente no menos de doce centros de estudios superiores, públicos y privados. Y habría que ver los fundamentos que condujeron al gobierno dominicano a materializar este tipo de donación.
Se trata, según el proyecto, de un Centro de Educación Superior en Limonade, con 300 mil metros cuadrados. Según el presidente, una parte de la inversión será donada por el sector de la construcción. El proyecto estará a cargo de la Unidad Ejecutora de la Universidad Pública de Haití, bajo la supervisión de Milka Garrido.
Es poco probable que este proyecto sea sometido al rasero de la crítica dominicana, toda vez que puede conducir a los “lugares comunes” del pasado. La clase media que ha liderado localmente la lucha por el 4% no se atrevería a hacerlo, pero hay aspectos que pueden resistir algunas observaciones.
En República Dominicana hay una población estudiantil haitiana que recibe docencia en los mismos términos que los estudiantes dominicanos.
Quizás sería más útil apoyar los programas de universidades dominicanas con haitianos matriculados que construir esa obra, con garantía incierta, por más contrapartida interna de gestión que pudiera comprometerse.
Además, esta sería una singular donación de un país pobre a otro que no incluye contrapartida local.
Los países ricos suelen condicionar sus donaciones a aportes locales, o al uso de materiales, tecnología e insumos de origen del generoso país contribuyente.
Con el mayor grado de desarrollo relativo de República Dominicana respecto a Haití, lo lógico sería que se siga la tendencia global. Un auspicio de becas a estudiantes haitianos en universidades dominicanas con capacidad para manejar esos recursos.
Un fondo renovable para ese propósito podría ser interesante. Ellos volverían a su país y apoyarían el progreso de los haitianos.
Una discusión desapasionada y democrática podría ayudar al gobierno a enfocar su determinación de impulsar la educación en Haití por senderos más productivos y a pensar sobre el futuro de una inversión de esa naturaleza en un país en una situación tan crítica como la que vive hoy...
REFERENCIA EXTERNA
Una revisión del libro “Basta de historias”, de Andrés Oppenheimer, podría ser útil. Con 30 millones de dólares podría auspiciarse en República Dominicana una universidad extranjera del primer mundo que podría ser de mucho valor para la isla.
Y en esa perspectiva estaríamos siguiendo una tendencia de los países emergentes. Según un informe del Instituto de Educación Internacional, con sede en Nueva York, citado por Oppenheimer, China, India y Corea del Sur están seriamente empeñados en enviar estudiantes a Estados Unidos.
China tiene 98,000, India 103 mil y Corea del Sur 75 mil. Esos mismos países y otros están impulsando su educación, con políticas como esa y otras iniciativas, como la promoción de la instalación de universidades de las grandes naciones. China tiene en su territorio 170 universidades extranjeras graduando chinos.
La India tiene 61 universidades extranjeras por cuenta propia o asociadas con universidades nacionales. Y Singapur igual tiene 100 universidades extranjeras.
La ayuda total Haití
Después del terremoto, la ayuda dominicana a Haití ha sido cuantificada por el Ministerio de Economía en RD$1,261 millones, 445 mil 797.29, equivalentes a US$34,846,568.98. Esos montos no incluyen las ayudas colectivas e individuales del sector privado.
Ahora, el Estado dominicano aportará otros 30 millones de dólares, para la universidad. Aquí habría que incluir el impacto en la economía haitiana de los miles de haitianos que cruzaron la frontera después del terremoto y que remesan pesos hacia su nación. También habría que valorar el intercambio comercial en la isla, fundamental para la supervivencia de Haití./El Caribe
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No hay dinero para el 4% , pero abundante recursos para una universidad en Haití
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Periodista, Locutor y director del Periódico NoticiasClaveRD
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