Con el trascendental evento se demuestra que la identidad es el más preciado valor de la cultura, porque sólo ella es capaz de unir las clases sociales de una nación, pues los vínculos de las tradiciones y costumbres de un pueblo son inquebrantables
CACAOCITY, SAN CRISTOBAL- Sainaguá es una sección del municipio de San Cristóbal, que se ha distinguido entre otras cosas por un amplio activismo cultural.
El club Sol Naciente, -hoy fundación- creado en 1969, es la sede del tradicional Festival de Atabales, el cual reúne cada año a finales de noviembre, a los más connotados grupos de música de palos del país.
Con el trascendental evento se demuestra que la identidad es el más preciado valor de la cultura, porque sólo ella es capaz de unir las clases sociales de una nación, pues los vínculos de las tradiciones y costumbres de un pueblo son inquebrantables.
Al compás de los tambores danzan ricos y pobres; obreros y empresarios; agricultores y hacendados; iletrados y profesionales; clientes, fanáticos, pacientes, ateos, religiosos, deportistas, en fin unos y otros, quedan enlazados cadenciosamente por esos sólidos sonidos que los hacen bailar, cantar y compartir sus valores folclóricos.
El festival es un digno acto de rescate, así lo expreso en mi poemario ¡Qué palo!: “ATABAL, tus padres tocadores de ayer, en CD no te pudieron grabar, pero para evitar que murieras en el olvido, te legaron en la sangre de sus hijos, que era el único disco duro, que lo hacía llegar al futuro”.
Durante los tres días la oferta es irresistible, puro sancocho tropical con carne de atabal: Los Taínos de Navarrete, Santiago; La Sarandunga de Bani; los Palos de Los Jovillos de Azua; YogoYogo de Nigua,; palos del Limonal, Baní; los Palos de Cabral. Barahona; palos de Mata paloma; Salves y Atabales Los Arahuacos de Boca de Mama; Gagá de Yamasá. También exhibición de majao´de arroz en pilón y una muestra del arte culinario de la región Sur del país.
En el Festival de Atabales de Sainaguá se confirma que África revive en cada repique, nuestra madre patria musical muestra su enorme riqueza rítmica, conservada por legendarios paleros, que durante siglos han tocado atabales y más atabales como un golpe a la memoria para que la identidad no perezca, y para que sigan naciendo palomas mensajeras de las manos de leyendas como Yerba, Puntín, Mercedes, Santa, Biembé Changó o Tagacio. Sus atabales en festival es un real tumbao´ por los que nunca se cayeron ni se callaron porque sus palos no conocen el sonido del silencio.
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Festival de Atabales de Sainaguá, del 26 al 28 de noviembre
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Periodista, Locutor y director del Periódico NoticiasClaveRD
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