Reflexión
Por Perla Massiel Mella Viera
La postmodernidad es un término que nos refiere a un cambio de época, en donde hay ausencia de ideologías, intereses, fe, utopías, etc. Y además, según algunas fuentes, “un desencanto de la modernidad o consecuencia de la misma”. Estemos entonces claros de que se trata de una época que presenta sus características.
Es el lapso de tiempo donde vivimos hoy. Así que en los siguientes párrafos me propongo hacer una sencilla radiografía a este interesante fenómeno social.
La POSTMO (o postmo) es la afirmación palpable e inconsciente de la existencia y a la vez el silencio masivo locuaz del no vivir; es decir, una negación a la vida generalizada, legalizada y apacible.
Etapa en la que tenemos certeza de que el hombre existe sólo porque sus sistemas anatómicos siguen en función, pero no porque se preocupen u ocupen en vivir en realidad, con el disfrute sano del entorno. Es un intento hasta cierto punto fallido por mejorar la etapa de desarrollo intelectual, llámese surgimiento de leyes, teorías, inventos, postulados y filosofía(s) de la modernidad.
La postmodernidad puede ser el momento de protagonismo de los creyentes, de hacer conquistas para el Reino de Dios, pues es el estrellato de los zombies, seres robóticos, masivos, incoherentes e ignorantes de su cuadruplegia espiritual, mental y hasta emocional.
El consumismo es un mal palpable de este tiempo, la compra exasperada e ilógica de objetos inamovibles y efímeros; pensar de manera individual y en soledad colectiva; un salto al vacío, pues en esta estampida se piensa como piensa la mayoría.
El avaro de Moliere se personifica en todas las esquinas; el eterno lamento del Lazarillo de Tormes y, ¿por qué no decirlo?, un reducido porcentaje de hombres y mujeres de bien aspirando a cambiar el status quo para traer luz a esta sociedad que declina; de esos que recordamos con respeto y admiración, como recordamos al gran apóstolo Pablo viviendo en una época con semejanzas a esta y convertido en un defensor de la vida, de la vida en Cristo (Filipenses 1.21).
La personalidad propia se encuentra en escasez (soy como la sociedad quiere que yo sea para así poder encajar en ella y no sentirme rechazado); predomina el amor y apego a lo absurdo, al masoquismo, a lo contrario a la voluntad (pero que exige la sociedad).
El postmodernismo es el momento para que nosotros los cristianos llevemos al mundo a fijar su mirada en Cristo y confíe en Dios, pues hasta hoy todo lo que promete darle sentido a las vidas es fútil, momentáneo e incapaz de llenar el vacío del tamaño de Dios que tenemos en nuestras mentes.
Decisión libre, pensamientos erróneos, mentes estériles, apología al hedonismo, asma espiritual, ceguera vidente e incoherencia predominante.
Tenemos trabajo, pueblo de Dios.
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La postmodernidad, Una sencilla radiografía
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Periodista, Locutor y director del Periódico NoticiasClaveRD
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